El golpe de calor

Cuando se aproxima la temporada de calor es importante reforzar la información sobre los riesgos de las altas temperaturas, sus efectos en el organismo y cómo actuar ante cualquier emergencia, así como las acciones que pueden llevarse a cabo en el ámbito laboral

El golpe de calor

Las altas temperaturas como factor de riesgo en la construcción

Los puestos de trabajo que se sitúan y se llevan a cabo en el exterior, como ocurre con muchos oficios de la construcción, se ejecutan en condiciones climatológicas muy variables que, en ocasiones, pueden llegar a ser extremas, como frío o calor intenso, temporales de lluvias, vientos fuertes, radiaciones solares, etc. La mayoría de estos eventos atmosféricos se pueden pronosticar con antelación, por lo que también es posible anticipar medidas que permiten paliar los efectos que pueden tener sobre los trabajadores expuestos.

De todos los fenómenos meteorológicos capaces de producir daños a las personas, uno de los que puede tener un mayor impacto sobre la salud es la exposición a altas temperaturas. Ante una exposición incontrolada, la población, en general, es muy vulnerable a este riesgo, cuyas consecuencias pueden llegar a ser muy graves e incluso mortales.

El organismo humano frente al calor

Para mantener constante la temperatura interna del cuerpo (37 °C ± 1°C), el ser humano dispone de una serie de mecanismos físicos y fisiológicos que regulan su temperatura, mediante los que se consigue producir o perder calor para adaptarse a las condiciones ambientales, incluso cuando son extremas: se dilatan los vasos sanguíneos de la piel, que dirige la sangre hacia la superficie corporal (por eso la piel se enrojece) y se estimulan las glán­dulas sudoríparas, que aumentan la sudoración, disipando el calor.

Sin embargo, si la actividad física realizada es intensa y el ambiente de trabajo muy caluroso esos mecanismos pueden ser insuficientes, produciéndose una descompensación de la temperatura interna como consecuencia de la acumulación del calor.

La sobrecarga térmica depende de múltiples factores:

  • Estrés térmico que, a su vez, depende de las condiciones climáticas (temperatura, humedad, velocidad del aire), la ropa utilizada por el trabajador y la actividad física que realiza.
  • Factores individuales: falta de aclimatación, condiciones físicas, edad, sobrepeso, historial médico, consumo de determinados medicamentos, drogas o alcohol, etc.

El golpe de calor

Cuando los mecanismos de termorregulación se ven desbordados, porque las condiciones de calor persisten y los trabajadores continúan acumulando calor, comienzan a pro­ducirse una serie de daños para la salud, que podrán ser más o menos graves según la cantidad de calor acumulado.

El golpe de calor es uno de los casos más graves de hipertermia que consiste en un sobrecalentamiento del cuerpo, cuya temperatura interna sobrepasa los 40,5°C, debido al fallo de los mecanismos de disipación del calor.

Se trata de una urgencia médica, puesto que la falta de hidratación afecta al funcionamiento normal de diversos órganos, así como a las funciones mentales, donde se pueden producir daños neuronales irreversibles. Además, tanto su aparición como la evolución son muy rápidas y puede producirse la muerte en menos de 24 horas, si no se recibe la asistencia necesaria.

Por tanto, es muy importante que los trabajadores sepan reconocer los síntomas iniciales, de manera que se pueda actuar desde el comienzo de las primeras señales evitando daños ma­yores que pueden poner en riesgo la vida.

Principales síntomas

Existen diferentes síntomas que evidencian que estamos ante un golpe de calor, entre los que se encuentran:

  • Síntomas cutáneos. La presencia de piel muy caliente, seca, enrojecida y sin ninguna evidencia de sudor (cuando la sudo­ración se detiene, la temperatura sube aún más) es una de las se­ñales más importantes para distinguir el golpe de calor de otros daños causados por las altas temperaturas. 
  • Síntomas generales: dolor de cabeza y mareos, náuseas y vómitos, convulsiones, aumento en la frecuencia cardiaca y respiratoria, pulso irregular, temperatura interna superior a 40,5°C.
  • Síntomas neurosensoriales: agitación, disminución o pérdida del nivel de consciencia, confusión y desmayo.

Actuación y primeros auxilios

Teniendo en cuenta la alta tasa de mortalidad de esta urgencia médica, la persona afectada por un golpe de calor debe ser atendida de forma inmediata, por lo que resulta importante que quienes estén presentes en el lugar de trabajo sepan cómo actuar para evitar que la situación se agrave.

Hasta su traslado a un centro sanitario para recibir asistencia por profesionales, el tratamiento debe orientarse a reducir rápidamente la temperatura central enfriando el cuerpo, adoptando medidas como:

  • Trasladar a la persona afectada a un lugar en sombra, lo más fresco y ventilado posible.
  • Salvo que tenga convulsiones o vómitos, se colocará tumbado boca arriba, con las piernas ligeramente elevadas.
  • Retirar o aflojar y aligerar la ropa.
  • Rociarlo con agua fresca o mojarlo aplicando una esponja o toallas de agua fría, en zonas como la cabeza, el pecho, las axilas y las ingles. También es eficaz envolverlo en una tela, sábana o toalla mojada.
  • Proporcionarle aire, abanicándolo.
  • Sólo si está consciente y sin náuseas, se le ofrecerán líquidos (agua o bebidas iso­tónicas), en pequeños sorbos.
  • Vigilar constantemente su evolución, controlando la temperatura corporal.

Prevención de los daños derivados del calor

Teniendo en cuenta la gran cantidad de trabajos que se ejecutan a la intemperie en el sector de la construcción y la magnitud de los daños que el calor puede producir, es imprescindible considerar las condiciones ambientales como factores de riesgo a incluir en la gestión preventiva de las obras y desarrollar planes de acción para mitigar sus consecuencias negativas.

Las intervenciones de la empresa deben dirigirse a implantar, principalmente, medidas de tipo organizativo. Entre las principales acciones a llevar a cabo, se encuentran:

  • Gestionar un proceso de aclimatación progresiva de los trabajadores, para aumentar su tolerancia al calor.
  • Proporcionar agua con regularidad, en lugares fácilmente accesibles y garantizar su reposición.
  • Reducir la carga física del trabajo, limitando ciertas tareas en el horario de mayor estrés térmico, repartiendo las tareas con mayores exigencias físicas, facilitando medios mecánicos para evitar esfuerzos, etc.
  • Programar descansos de forma periódica.
  • Habilitar zonas con sombra y locales climatizados.
  • Adaptar los horarios de trabajo, considerando, por ejemplo, iniciar la jornada más temprano.
  • Formar e informar a los trabajadores sobre los riesgos relacionados con el calor y su prevención. Reforzar mediante campañas o charlas al inicio de las temporadas de calor.
  • Garantizar una adecuada vigilancia de la salud para identificar qué funciones pueden verse afectadas e identificar trabajadores que sean especialmente sensibles.

Más información disponible en Línea Prevención

Para contribuir a crear un entorno de trabajo más seguro, la FLC divulga información sobre los riesgos derivados de las condiciones climatológicas a las que se exponen los trabajadores de la construcción, a través de diversos recursos disponibles de forma gratuita en esta web.


Elena Baquero

Técnico de PRL
Fundación Laboral de la Construcción

 

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