Los riesgos del verano para el trabajo en la construcción

Los riesgos del verano para el trabajo en la construcción

Los riesgos del verano para el trabajo en la construcción

La exposición a las altas temperaturas y a las radiaciones solares ultravioleta puede tener efectos adversos sobre la salud. Son especialmente vulnerables las personas que, por trabajar a la intemperie, están mucho tiempo expuestas, como ocurre con los profesionales de la construcción, un colectivo cuya exposición laboral tiene lugar a lo largo de muchos meses del año, en algunos casos de forma intensa.

Para prevenir la aparición de daños es fundamental que, en el ámbito laboral, se tengan en cuenta las múltiples variables que influyen en la estimación del riesgo para poder adoptar las medidas preventivas más adecuadas.

Las radiaciones solares: factores de riesgo a considerar

Para determinar el daño que las radiaciones solares pueden producir en la salud de un trabajador se deben valorar los siguientes factores:

  • La intensidad de la radiación. La radiación ultravioleta solar está condicionada, a su vez, por el lugar donde esté situada la obra y la estación del año en la que se ejecuta, de forma que el nivel de exposición de un trabajador/a dependerá de parámetros como:
    • La altura del sol. Cuando el sol alcanza su máxima altura, alrededor del mediodía, es cuando se produce la mayor intensidad de las radiaciones UV.
    • La latitud. Cuanto más cerca del ecuador, más intensa es la radiación UV.
    • La altitud. A mayor altitud, mayor intensidad, puesto que la atmósfera es más delgada y absorbe menos radiaciones. En zonas de montaña pueden alcanzarse valores muy elevados.
    • La nubosidad. La radiación aumenta cuanto más despejado esté el cielo. Sin embargo, aunque las nubes reducen el riesgo, existe un importante porcentaje de las radiaciones que puede atravesar las nubes.
    • El ozono. Una parte de la radiación UV emitida por el sol es absorbida por el ozono, cuya concentración es variable según la zona y a lo largo del año e incluso del día.
    • La reflexión del suelo. En superficies con mayor reflexión (como la arena seca, la espuma del agua del mar, etc.) se incrementa la radiación, incluso aunque no haya una exposición directa al sol.
  • El tiempo de exposición. Para valorar el riesgo, es necesario conocer cuánto tiempo está expuesta cada persona a las radiaciones solares. Los trabajos de obra civil, generalmente, exigen más tiempo de trabajo a la intemperie que los de edificación, en los que numerosas tareas se llevan a cabo en el interior, protegidos del sol.
  • Factores personales. Existen otras variables relacionadas con cada individuo que pueden condicionar una respuesta diferente a la exposición a las radiaciones solares:
    • El fototipo es la capacidad de adaptación de cada persona a la radiación solar, que determina la respuesta de su piel, no protegida, a la acción de los rayos del sol. La piel de algunas personas es mucho más vulnerable a los efectos del sol que otras y más propensa a desarrollar enfermedades. Así, una piel clara o rosada suele presentar intensas quemaduras y casi no se pigmenta, mientras que las morenas y oscuras raramente se queman y se pigmentan con facilidad e intensidad de forma inmediata. Por ello, es importante considerar el fototipo de cada uno y tener en cuenta esas diferencias, debidas a factores genéticos, a la hora de protegerse adecuadamente.
    • Otros aspectos personales, como los hábitos de exposición o el tratamiento con determinados medicamentos, pueden incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades por exposición a radiaciones solares. Existen muchos fármacos de uso común que producen fotosensibilidad.

Las altas temperaturas

La sobrecarga térmica que puede sufrir una persona cuando trabaja en condiciones de calor es la consecuencia del estrés térmico al que está sometida, que resulta, a su vez, de la acción combinada de diversos factores:

  • Las condiciones ambientales del lugar donde se desarrolla el trabajo. La temperatura del aire, la humedad relativa y la velocidad del viento son algunas de las condiciones del entorno que influyen en el estrés térmico.
  • La actividad física realizada. Una actividad física intensa cuando la temperatura es alta, puede representar un riesgo. Muchos de los trabajos realizados en construcción son considerados tareas con elevada carga física.
  • Las características de la ropa utilizada. Cuanto mayor sea la resistencia térmica de una prenda, es decir, su capacidad de aislamiento, más difícil resulta la liberación del calor generado por el organismo, por lo que en estas situaciones es recomendable utilizar prendas transpirables y ligeras, que permitan disipar el calor. También hay que tener en cuenta que en muchos oficios es necesario utilizar equipos de protección individual que pueden dificultar la evaporación del sudor.

Además de estos factores, la respuesta fisiológica de un trabajador dependerá también de otros factores propios de cada persona:

  • Si el organismo se adapta al calor de forma gradual, es decir, se produce un proceso de aclimatación, se tolerarán mejor sus efectos y se dificultará la aparición de sobrecarga térmica.
  • Un buen estado físico puede disminuir la posibilidad de que un trabajador sufra estrés térmico.
  • El sobrepeso aumenta el riesgo de sufrir daños derivados de la exposición a altas temperaturas.
  • Las personas de edad avanzada son más vulnerables al estrés térmico.
  • Ciertas enfermedades y el consumo de determinados medicamentos pueden alterar la capacidad de respuesta frente al calor, por lo que es fundamental informar al médico.
  • El consumo de drogas, que aumentan la temperatura interna, o alcohol, que produce vasodilatación y diuresis, empeoran la respuesta del organismo a las altas temperaturas.
  • Los trabajadores que han sufrido incidencia previa de insolación tienen mayor riesgo de recurrencia.

¿Cómo actuar?

Cuando la causa de los riesgos está en la exposición a las condiciones climáticas, que no se pueden evitar ni modificar, la protección de los profesionales que trabajan en las obras de construcción requiere que estos fenómenos sean previstos con antelación suficiente para poder anticipar una serie de medidas dirigidas a paliar los efectos que esas condiciones pueden tener sobre la salud y el desarrollo general de la obra. Se tratará, generalmente, de medidas de tipo organizativo y de protección individual, así como de proporcionar una adecuada información a los trabajadores sobre este tipo de riesgos y la forma de prevenirlos.

En esta nueva infografía, publicada por la Fundación Laboral de la Construcción, se resume un plan de acción y algunas recomendaciones a tener en cuenta para reducir la incidencia de daños durante el verano.

Más recursos relacionados, disponibles en Línea Prevención

Te ofrecemos más información sobre los riesgos derivados de la exposición a condiciones climatológicas durante el verano en el sector de la construcción:

 


Elena Baquero

Técnico de PRL
Fundación Laboral de la Construcción

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